viernes, abril 30, 2010

Arrojó con la fotografía tanta fuerza contra la pared, que el cristal que la protegía se hizo añicos.
En ella aparecían los dos, abrazados, en aquel puente donde ella le dijo que jamás se alejaría de él por nada del mundo. Por aquel entonces, él había sufrido un desengaño y no estaba preparado para afrontar una relación seria tan pronto. Aun con miedo y sin haber cerrado del todo sus heridas, la había aceptado volviendo a depositar su confianza en otra persona. Al parecer no había aprendido la lección y a pesar de haber pasado la mejor época de su vida junto a ella, ahora se encontraba irremediablemente quebrado por dentro. Ella sabia que su estado emocional estaba bastante debilitado y frágil, y aun así, le había hecho promesas que ahora había roto, sabiendo que posiblemente de esta no se recuperaría tan fácilmente. Él le dijo que después de lo que había pasado, le costaba muchísimo confiar plenamente en alguien, y mas si era de esta manera. Siempre había vivido rodeado de sus fantasmas, con el miedo de que pasase lo que había acabado por pasar y ella siempre había tenido constancia de ello. Y ahora, derrotado, no se tenia en pie, en el suelo, rodeado de docenas de pequeños trozos de cristal, su humanidad moría en una lenta agonía sin final.