jueves, septiembre 13, 2012

Secreto


Hace años escribí esto. hoy lo comparto.



Me gusta sentarme a ver la puesta de sol. Me siento solo a esperar, sin mas. Me gusta mirar como las sombras se van alargando sobre el suelo iluminado por ese resplandor anaranjado del ocaso. Muchas veces me pregunto si se verán igual al otro lado del mundo, y me sorprendo soñando con querer  descubrirlo algún dia. Me gusta escuchar la lluvia, olerla, sentirla en la cara. Escuchar como su incesante goteo empapa todo a mi alrededor. Me serena mas que cualquier otra cosa sobre la faz de la tierra, junto con el olor de la tierra húmeda y revuelta. Siempre que llueve, por poco que sea, cierro los ojos e intento identificar su rastro en el aire, y curiosamente me siento como si tratase de encontrar el camino de vuelta a casa. Cuando cae la noche, no se por qué pero miro hacia el cielo, casi siempre cubierto de nubes con sus múltiples tonalidades desde el blanco hasta el azul mas oscuro. Siempre la busco, no se el motivo, pero es algo involuntario. La luna, es como si marcase un referente en mi camino, para no perderme.
Las luces brillantes suelen deslumbrarme, y retiro la mirada aturdido. Las multitudes me producen inquietud y malestar. Y los ruidos demasiado fuertes me asustan y me hacen enfurecer. Me gusta la tranquilidad. La serenidad del cauce de los arroyos, el silvido de la brisa que mece las ramas de los arboles, el constante rumor de la tierra removida que dejan tras su lento paso las lombrices de tierra. 
Y el triste aullido de los lobos, que me recuerdan que en realidad no estoy tan solo.